dream big.

miércoles, 4 de enero de 2012

#4


Se sentó en la ventana. Dibujó un corazón en el cristal y observó cómo la luz de la farola resaltaba el dibujo. Una lágrima resbaló por su mejilla. Contempla la ciudad, varias parejas que pasan caminando, algunas con niños pequeños dados de la mano. Lo echa en falta, lo quiere junto a ella. Mira al cielo y piensa en qué estará haciendo él. Se acerca la noche, debería dormir un poco, pero algo la tiene cegada. Sonríe. Recuerda las noches pasadas junto a él, cuando prometieron que siempre que miraran las estrellas se recordarían. Ella cumple, pero ¿él? Se levanta y abre un pequeño cajón debajo del tocador. Es un trozo de papel. Lo abre, algo se desliza entre el papel doblado y acaba en el suelo. Lo coge y sonríe con nostalgia. Lee el contenido y comienza a llorar. Está harta ya de que todo a su alrededor le recuerde a él, pero qué puede hacer si lo necesita a su lado para sonreír. Una música suena. Se gira sobresaltada. Es su reproductor. No recuerda haberlo programado para que suene. Se acerca a apagarlo, pero escucha la música. Gran Calibre. Rap… Su canción. La canción que los simbolizó en su día. Qué casualidad, piensa. No lo apaga, deja que suene y decide recordar cada conversación y cada te quiero a su lado. Las risas, las bromas y las coñas entre ellos. Las pequeñas discusiones acabadas en “te quiero” y “será para siempre” Mentiras. En el fondo se sabía, todas las parejas lo saben, pero no lo ven porque están felices, solo ven lo que quieren ver. Sabe perfectamente que recordándole así solo se autodestruye. Coge el teléfono y busca su número, no lo encuentra, lo borró una noche de borrachera. Le da igual se lo sabe de memoria. Piensa en llamarle, pero termina tirándolo sobre la cama. Se pone  una sudadera, la más grande que tiene. Le sirve de vestido y podría meter algo dentro. Se sienta en la cama y saca su diario de debajo de la almohada. Otro día más, comienza a escribir, se seca las lágrimas con los brazos de la sudadera. Vuelve a mirar la ventana. El corazón ha desaparecido, pero resalta la distinta capa de vaho. Se muerde el labio y apaga la pequeña luz. Se acuesta y con la canción sonando una y otra vez se queda dormida.

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